Autor: José Octavio López Becerril
Introducción
El hombre ha tenido que convivir desde sus orígenes con las heridas y no ha podido escapar de sus repercusiones, fruto de ello, su cuidado ha variado con el paso del tiempo y se ha visto desde la prehistoria hasta la edad moderna.
Su adecuado cuidado para el desarrollo de las sociedades puede considerarse tan importante como la lectura o la matemática.
Podría decirse entonces que los cuidados de las heridas en una sociedad la definen como tal. En definitiva existe una evolución constante para su comprensión y correspondiente abordaje.
Sin embargo, a pesar del acceso a la información abierta y el avance tecnológico, no parece ser prioridad para los gobiernos de países en vías de desarrollo, incluyendo el nuestro.
Debido a la pobre estadística nacional, el tabú que representan y la ignorancia de las consecuencias (estancias hospitalarias prolongadas, grandes costos para los sistemas de salud, aumento de la población laboral inactiva, desintegración de núcleos familiares, trastornos psicosomáticos).
Por tal motivo el siguiente texto se trata de un ensayo académico donde se plasma la progresión en cuanto al abordaje de las heridas, con un énfasis de su rol a través de las etapas históricas de la humanidad y con un enfoque para nuestra sociedad actual.
Un Pasado Primitivo pero Útil
El hombre primitivo se entiende como aquel cuya vida estaba ligada a un grupo como forma de supervivencia y cuya cultura se transmite de generación en generación a través del lenguaje, las ideas y las imágenes (dibujos).
Como pueblos cazadores (Hombre paleolítico) o como pueblos recolectores (Hombre primitivo).
La prehistoria antes de 3000 a.C. El hombre desarrolla tareas de caza y recolección, mientras que la mujer se encargaba de la preparación de los alimentos, cuidados de gestantes, partos, recolección de vegetales, tratamiento de las heridas y las curaciones de las mismas.
Primero se copió el comportamiento animal para su curación. Vendajes, hojas, fibras de tallos, cortezas, resinas, tierra e incluso excremento de los propios animales.
La Edad Antigua y los Sumerios más Avanzados de lo que Jamás Pensamos
Pese a que la mayoría de las bibliografías señalan a la cultura egipcia como los pioneros la medicina específicamente en el arte de la curación de heridas, es importante señalar que esto no es del todo correcto.
Los Sumerios antigua cultura mesopotámica creadores de la escriturafueron los primeros en transmitir y evolucionar el conocimiento de las artes medicas con sus respectivas limitantes debido a la moral y religión de aquella época. Los dioses infundieron todos los aspectos de la vida diaria y por supuesto, se extendió al cuidado de la salud.
La diosa Gula (también conocida como Ninkarrak y Ninisinna) presidió la salud y la curación con la ayuda de su consorte Pabilsag (que también era un juez divino), sus hijos Damu y Ninazu, y su hija Gunurra. Gula era la deidad principal de la curación y la salud y era conocido como el “gran médico de los de cabeza negra” (es decir, los sumerios).
Aun así, la vara entrelazada con serpientes, que hoy es la insignia de la profesión médica, se originó no con ella sino con su hijo, Ninazu, quien estaba asociado con serpientes, el inframundo y la curación.
La influencia de la religión como pilar de todas sus ciencias consiguió la adaptación de un aspecto moral al origen de sus enfermedades.
Esta concepción señala sobre las heridas que no sanan, infecciones persistentes, sepsis y muerte eran castigo divino secundario a malas obras.
Si bien esta costumbre puede haber prevalecido en partes de Mesopotamia y en diferentes momentos, la afirmación de que los mesopotámicos no tenían médicos es incorrecta.
Hubo dos tipos principales de médicos a lo largo de la historia de Mesopotamia: el Asu (un médico que trató enfermedades o lesiones de manera empírica) y el Asipu (un sanador que confiaba en lo que uno llamaría “magia”)1. Al igual que las sociedades actuales las tarifas por los servicios variaban según el estatus social de cada uno.
A un médico que presidía el nacimiento de un noble se le pagaba más que por un nacimiento común. Las recetas estaban en la misma escala y, mientras que a un médico se le podía pagar en oro por mezclar para un príncipe, el pago por hacer lo mismo para una persona común podría ser un plato de sopa o una taza de barro.
Curiosamente y contrario a la sociedad actual, no hay pruebas de que los médicos de aquellos tiempos se negaran a tratar a los pobres, con los mismos ingredientes, sin tener en cuenta el estatus social del paciente.
Los antisépticos se fabricaban con una mezcla de alcohol, miel y mirra, y la cirugía estaba más avanzada que en otras regiones de la época. Teall un antiguo historiador y explorador escribe: “para aquella cultura antigua en el tratamiento de todas las heridas, hay tres pasos críticos: lavar, aplicar un yeso y vendar la herida”.
Aún más sorprendente los mesopotámicos reconocieron que lavar una herida con agua limpia y asegurarse de que las manos del médico también estuvieran limpias evitaba infecciones y aceleraba la curación.
Las manos y las heridas se limpiaban con una mezcla de cerveza y agua caliente aunque, como señala Teall, “ya había un jabón líquido disponible”.
Teall continúa: “Si bien algunos de los aspectos de sus apósitos estaban carentes de sentido para los Mesopotámicos, a través de una lente de prácticas biomédicas modernas fueron sorprendentemente avanzados como la preparación de cataplasmas para las heridas”1.
Tan asombroso que parezca, los principios TIME´s de una forma innovadora estaban ya descritos hace 4,200 años aproximadamente.
Los Egipcios, el Dominio de Cuidado de Heridas y la Expansión su de Territorio
Tras la domesticación de las bestias y el control de los elementos vino la evolución en la tecnología del transporte, consecuentemente la extensión del hombre a nuevas tierras, permitiendo el intercambio de información y el aprendizaje de un idioma universal, el cuidado de las heridas, para estos una limitante tanto en el campo como en la batalla.
Como resultado reyes y emperadores egipcios con sed de conquista más el apoyo intelectual de su Antiguo Sacerdocio priorizo el conocimiento y dominio para los cuidados de heridas.
El Papiro Ebers 1550 a.C. ejemplo claro de su importancia. Muestra esquemas de anatomía y fisiología del corazón y de los vasos, demuestran el conocimiento de los movimientos del corazón centro de la vida, referencia a casi siete mil sustancias medicinales, ochocientas fórmulas tanto en gases inhalados, sustancias tomadas y preparados tópicos.
Hay datos anatómicos, patológicos y fisiológicos con explicaciones de cada enfermedad y su terapia, descripciones de enfermedades quirúrgicas como el carbunco, ganglios tuberculosos, fístulas, hemorroides, tumores, hernias, hidroceles y várices2.
En la actualidad se ha comprobado que los ungüentos de los antiguos egipcios a base de miel y grasa tienen acción bactericida: una mezcla de un tercio de miel y dos tercios de mantequilla hace disminuir el recuento de Staphylococcus aureus y Escherichia coli de 105 a 102 en solo 24 horas.
También se usaron en la antigüedad compresas impregnadas en vino; contenían aproximadamente 10% de alcohol, así como pigmentos malvósidos y enósidos del subgrupo de los polifenoles; el vino puede matar colonias de E. coli en solo 60 minutos3.
Cinco de los cuarenta y ocho casos descritos en este Papiro se hacen alusiones claras a la fiebre como un fenómeno secundario a la herida, con especial énfasis en su detección durante evaluaciones clínicas posteriores monitorizando la evolución del paciente.
En algunos casos la fiebre modifica tanto el tratamiento como el pronóstico; incluso, se hacen notas explicativas en las que se muestra la preocupación con respecto a la gravedad y persistencia del cuadro febril.
No obstante, la fiebre no es el único signo de complicación infecciosa ellos describen: en varios de los casos expuestos se describe la aparición de pus como un fenómeno secundario y tardío asociado a mal pronóstico; por ello los egipcios limitaban sus esfuerzos al realizar exploraciones quirúrgicas debido a la posibilidad de promover la supuración de la lesión.
Los médicos egipcios, conociendo los conceptos de infección e inflamación, identificaban algunos signos claros de lo que hoy conocemos como infección local o infección sistémica (sepsis).
La Transmisión del Conocimiento a los Griegos y Romanos
Algunos de estos principios llegaron a la medicina griega durante el siglo IV a. C. a través de médicos entrenados en Egipto como Crisipo de Gnido que describió el uso de vendajes hemostáticos, así como otros métodos incruentos en el manejo de lesiones traumáticas.
Era común la sugerencia en diversos textos antiguos del lavado de las heridas con cerveza, agua caliente y miel, para cubrirlas posteriormente con gasas impregnadas en emplastos de hierbas y grasa.
La conquista de los romanos sobre los griegos, el incremento del número de conflictos bélicos y la ausencia de restricciones dogmáticas Egipcias dentro de la Gran Roma dio el escenario perfecto para la investigación y evolución sobre las heridas.
Galeno de Pergamo 120-201 d.C. Medico, Cirujano y Filosofo del Imperio Romano adquirió gran experiencia de las heridas por curaciones de gladiadores, vio las heridas como “las ventanas del cuerpo” recordando que en aquella época estaba vigente por ley la prohibición de autopsias, Galeno aprovechaba aquellos eventos sanguinarios para registrar los diferentes tejidos blandos, estructuras anatómicas e incluso órganos viscerales, aprendió anatomía por medio de disección de animales, reconoció el Sistema Nervioso Central, siete de sus pares craneales, obra y arte que podemos apreciar en más de sus 400 volúmenes4.
La Destrucción de las Bibliotecas, la Edad Media y la Entrada a la Era Oscura
Posteriormente en el apogeo de Alejandría, cerca del inicio de la era cristiana, se cree que los médicos de la época tenían avanzados conocimientos anatómicos.
Tras la destrucción de las bibliotecas a manos del Imperio Romano en su misión para volver ignorantes los pueblos y así facilitar el ejercicio de su poder político primero en la Ciudad y luego es su Imperio.
Como señala la famosa frase de Karl Marx “La historia ocurre dos veces: la primera vez como una gran tragedia y la segunda como una miserable farsa”. En los tiempos siguientes estos grandes avances se detienen, de nuevo por prejuicios religiosos, tras el auge del Cristianismo.
Las guerras que se generan por poder son graves, pero las guerras fundamentadas en creencias son eternas. Este perpetuo conflicto genera un sinfín de heridos los cuales no son discriminados en sexo, edades o estatus.
La edad media es una evidencia histórica de lo el hombre es capaz de crear cuando se le presiona.
Los avances tecnológicos de la metalúrgica llevaron a una evolución de en la forja, creaciones positivas para la navegación de mares, el reloj, los cristales, la imprenta y destilación son ejemplo claro de ello, sin embargo las guerra entre reinos obligo a aquellos ilustres maestros de los metales a la creación de nuevas armas y por lo tanto heridas más graves y mortales que tendrían que ser atendidas.
Los traumatismos craneales y faciales, posiblemente, fueron las lesiones más grave en la sociedad medieval temprana debido a su propia visibilidad.
Heridas en esta área y sus cicatrices, a menudo fueron escrutadas de cerca y comentadas por los contemporáneos, que parecen haber tenido un sentido claro de su potencial para la vergüenza y deshonra.
Las lesiones en la cabeza a menudo también pudieron resultar en lesiones en el cerebro, lo que ofrece una perspectiva adicional sobre las heridas, su cuidado y sus consecuencias.
Posteriores castigos evolucionaron para tomar la forma de mutilación, marca de los rasgos faciales, o de la eliminación completa de la nariz y las orejas.
Las heridas en la cara y la cabeza requería cuidado para asegurar que sanaron limpiamente y con el mínimo de daño duradero: los códigos legales medievales asumían la existencia de médicos para atender las lesiones infligidas ilegalmente esto significaba que el acusado al acusado debía pagar la factura médica del procedimiento a la víctima, aunque existe evidencia artísticason pocas los registros de la morbi-mortalidad.
La intervención temprana de un cirujano competente podía tener positivo en las posibilidades de la víctima de sobrevivir a un trauma bastante grave.
El tiempo que una herida puede tardar en sanar ocupaba el primer lugar en estos textos, y tanto las leyes sajonas como las irlandesas preveían que la víctima incapacitada recibiera una remuneración financiera de su agresor.
Independientemente de cómo se haya adquirido la herida, existían varias leyes medievales donde se señalaban criterios para hacer una distinción entre una herida complicada o no, las cuales indicaban si el herido debía de ser revisado por un médico.
Los obstáculos para conocer los métodos de curación de los primeros cirujanos medievales en la Europa Cristiana es debido a la carencia de registro escrito de su práctica.
Después de todo, la cirugía fue concebida como una rama separada de la medicina en la antigüedad, una distinción que es visible en textos del mundo musulmán.
La percepción de la medicina en la era medieval era concebida en dos partes: la primera y de importancia para ellos es la teoría, que debía de ser estudiado tanto en los libros de Hipócrates como en los de Galeno estos parcialmente censurados.
La segunda era la práctica en gran medida prohibida, con lo que se referían al estudio de la fijación ósea, la restauración de dislocaciones, las incisiones, las suturas, la cauterización, la punción, los drenajes, los remedios oculares y todos los demás procedimientos en general manuales. Todo era basado en el conocimiento empírico y en las ideas tradicionales.
En ausencia de textos quirúrgicos medievales per se, la búsqueda de ideas acerca de las heridas debe rastrear un poco más ampliamente. De hecho, la literatura medieval temprana está lleno de usos metafóricos de heridas y heridos en forma de instructivos.
Claros ejemplos son las extracciones de algunas cartas en orden de instructivo “cauterizar heridas en carne viva… con el hierro ardiente del santo miedo para evitar que fomenten algún otro desorden; y guarda los lugares que tienes cauterizado tibio con el fuego de la caridad y el aceite de la misericordia que ellos puede que no se enfríe con el toque de la impiedad. … Entonces toma las virtudes de humildad, paciencia y obediencia, y mézclelos con la miel de la palabra divina, y guarde cuidadosamente este remedio en el armario de su mente” 5.
Una metáfora simple sin duda, pero un conocimiento accesible para el menos educado.
Se puede deducir que el compartir el conocimiento a través de este método si bien no genero grandes avances sobre el tema de heridas y su manejo en sí, permitió la supervivencia de muchos, lo que genero inspiración para grandes obras literarias como beowolf, Poema del Mío Cid, Parziva, entre otros relatos épicos acerca caballeros y héroes plasmados en la edad media5.
La Edad Moderna y el Renacimiento
La era moderna comienza con el periodo del Renacimiento consistente a partir del siglo XV, la cultura, ciencias y artes sufren cambios revolucionarios y consecuentemente el saber médico y la cirugía.
El avance quirúrgico en parte se debe a las frecuentes y casi continuas guerras que afectan el componente europeo de aspecto religioso contra países nórdicos.
Dos figuras con dos perfiles distintos, militando en bandos contrarios, pero con el denominador común de tratar fundamentalmente a los heridos de las contiendas, surgieron para realizar grandes aportaciones en especial al tratamiento de las heridas.
Uno fue Ambrosio Paré, militante en el lado francés y el otro Dionisio Daza Chacón, cirujano de los ejércitos imperiales de Carlos I y posteriormente Felipe II de España.
El primero de origen humilde y educación barbera y el segundo letrado de conocimientos academicos. Ambos innovares y considerados genios.
Tras el descubrimiento de la pólvora llegan las armas de fuego y con esto nuevos tipos de heridas a tratar. En esta época que se crean con conceptos conocidos de tipo de lesiones: contusas, penetrantes (arma blanca o de fuego), cortantes, avultantes, quemaduras, excoraciones y sus subtipos.
Curiosamente los textos del renacimiento conservados en la actualidad, hacen descripciones de heridas sobre todo en personas relevantes y de alta categoría social o en el mando, por lo que abundan las descripciones de maestros de campos, nobles, pero también de capitanes, siendo más infrecuentes las relativas a soldados rasos, salvo que estos estuvieran vinculados a hechos heroicos o al haber sufrido las lesiones junto con sus señores.
En estas descripciones donde se agrega la importancia no solo del tipo de herida, sino también el elemento que lo ocasionó (mosquetes, dagas, flechas, etc) y las condiciones en el que se fue lesionado (mar, campo, fango) reconociendo entonces mayores factores para el riesgo de infección y morbi-mortalidad de los lesionados.
Así también además de la innovación en cuanto campo de armas de fuego, vino la creación de materiales flamables y aceites hirviendo con fines bélicos, lo que obligo a los médicos a la clasificación de su profundidad y descripción de potencial incapacitante y mortal sin importar el tipo de armadura.
En la historia de la humanidad no fue sino hasta esta época que se habilitó el hospital de campaña militar y aunque si bien es cierto que existían cirujanos contratados especialmente al servicio del rey, los nobles también dispusieron de estos profesionales que estaban a su servicio.
El prestigio que consiguieron estos profesionales fue relevante, aunque en la mayoría de los casos permanecieron incluidos en los gremios de barberos y cirujanos, sólo los más renombrados gozaron del reconocimiento, amparo y soporte real, de la nobleza y e incluso de la sociedad, algo que se les permitió ocupar cargos relevantes en las cortes de la época.
Los médicos renacentistas se volvieron cada vez más intrépidos e invasivos.
En las heridas más profundas por ejemplo se trataban por medio de contra aberturas con objeto de poder colocar sistemas de drenaje para vaciar la cavidad de fluidos y sangre comprendiendo conceptos como control del foco infeccioso e incluso realizando amputaciones de extremidades gangrenadas, su cauterización con hierros al rojo vivo para lograr la frenar para el control de la hemorragia y el afronte de sus bordes identificados como sanos por medio de suturas.
Los médicos suecos por su parte como Phillipus Bombast Von Hohenheim descubre y describe los beneficios de la manipulación gentil de los tejidos a la hora de tratar heridas, fracturas y luxaciones, dejando al tiempo y a la naturaleza ejercer su acción, evitando a sus pacientes el trauma sobreañadido de una manipulación de dudosos resultados.
En lo que respecta a la anestesia, siempre ligada por razones obvias a la cirugía, esta no tuvo ningún desarrollo especial en este periodo histórico tratado.
Ya en la época medieval se había usado como somnífero la mandrágora y el opio aplicados en esponjas conocido como “esponja soporifera”. La cocaína se había descrito también como analgésica general por monjes cristianos.
Caben destacar solo dos elementos innovadores para la anestesia de aquella época, la primera el Das del Éter Sulfúrico, anestésico general producto derivado de la mezcla de ácido sulfúrico con alcohol caliente y el uso del frio como anestésico local descrito nada más y nada menos por Leonardo Da Vinci en sus estudios anatómicos del sistema nervioso, la transmisión de señales y el dolor6.
Desde el punto de vista práctico en el tratamiento de heridas y lesiones de guerra se practicaba la inmovilización del paciente que previamente se le trataba de soporizar mediante bebidas alcohólicas y muy especialmente cerveza y vino.
La Revolución Industrial y Heridos en Masa
En 1776 con la invención de la maquinaria a vapor y la electrificación urbana, vino la producción a gran escala. La línea de ensamblaje de Ford y sus invenciones impulsaron las economías pioneras como Gran Bretaña, Estados Unidos y Alemania.
Con resultados positivos como menor coste de los productos en general pero trayendo a su vez la creación de nuevas clases sociales, una mayor brecha de ricos y pobres, el abaratamiento de mano de obra, condiciones humanas míseras y riesgo laboral extremadamente elevado para ser aceptable.
Esta combinación perfecta más la elevada tasa de accidentes relacionados con mutilación de miembros e incluso muerte creo una clase obrera de gran disconformidad y guerras civiles inspiradas por papeles protagónicos de Karl Marx (1818-1883) y Frederic Engels (1820-1895).
Se crearon los sindicatos y leyes para la regulación del trabajo, así como los conceptos de riesgo y accidente laboral tan relacionados con las heridas7.
Sin embargo, a pesar de todas estas reformas y avances, para 1875 muchos niños de Europa, todavía trabajaban ignorados, desamparados y olvidados, en condiciones insalubres, con 15 horas de trabajo.
En 1871 por ejemplo, el 50 por ciento de los trabajadores moría antes de cumplir 20 años de edad.
En 1908 el inglés Thomas Oliver escribe Ocupaciones peligrosas y Enfermedades propias de los Oficios; permitiendo que la medicina laboral se difundiera por todo el mundo.
Asimismo, en 1918, la Universidad de Harvard fue la primera casa de estudios superiores que concedió el título de licenciado en Seguridad e Higiene en el Trabajo y en la actualidad más de veinte universidades norteamericanas disponen de programas para licenciatura y doctorado en Higiene y Seguridad Profesional.
A pesar del gran número de heridos y de las pobres condiciones humanas, se ignora realmente si existió un avance significativo en cuanto al abordaje de heridas, lo que se puede asegurar en cuanto su campo es la creación de sistemas sanitarios respaldados por gobiernos para salvaguardar la integridad del trabajador y evitar estas.
Edad Contemporánea, una Situación Desafiante en Mundo de las Heridas y Heridos
Es bien sabido en la historia de la humanidad que los acontecimientos bélicos van acompañados de un progreso tecnológico y consecuentemente de la evolución de la medicina, por supuesto incluyendo las heridas.
Un ejemplo claro de su evaluación y manejo agudo fue la mortalidad por heridas registradas en a lo largo del siglo XX, del 8,5% entre los Estados Unidos y sus tropas en la Primera Guerra Mundial, al 3,3% en la Segunda Guerra Mundial, al 2,4% en Corea, y nivelando al 2,6% en Vietnam.
Mejoras en el manejo quirúrgico, las transfusiones sanguíneas y la antibioticoterapia detuvo el flagelo de la gangrena gaseosa asociada a Clostridium, que tuvo una incidencia del 5% y una mortalidad del 28% entre las tropas estadounidenses en la Primera Guerra Mundial, pero fundamentalmente desaparecido por la Guerra de Corea.
Asimismo, el la mortalidad de pacientes con heridas abdominales disminuyó del 21% en la Segunda Guerra Mundial al 12% en Corea y al 4,5% en Vietnam.
Por otra parte un hecho importante sobre las heridas crónicas a consideración mundial es el incremento significativo sobre la expectativa de vida en los últimos 60 años (en 1960 con una media de 57,08 años a el 2018 con una media de 74,99 años, estadísticas Mexicanas en hombres y mujeres), creando no una “herida compleja” más bien un “herido más complejo” secundario a el incremento en la desnutrición, enfermedades crónico degenerativas, polifarmacia, sedentarismo, núcleos sociales desintegrados y su poco apego familiar, resultante en heridas crónicas, severas y desafiantes que ameritan un estudio profundo del paciente más la práctica y experiencia profesional para su optima atención.
A través de estas competencias múltiples sistemas de salud a nivel mundial y bajo evidencia científica que respalda su utilidad adoptaron conceptos prácticos, con el fin de estandarizar la atención y la valoración de forma objetiva y reproducible, inicialmente TIMES en el 2003 para la optimización y principalmente creación de un lecho de herida, asi como DOMINATE en el 2013 agregando a esta ideología previa una visión más holística sumando un enfoque nutricional, metabólico, farmacológico y psicosocial con gran aceptación.
Los cuidados de herida no evolucionan solos. Ejemplo con el avance de la microscopia electrónica y la mayor comprensión biomolecular se agregaron a estas herramientas la comprensión de la bio-capa también conocido como “bio-film” y su relación con la cronicidad de las heridas.
El impulso de las ciencias como Inmunología e Infectologia apoyó para el entendimiento de la microbiota y sus estados tanto eutócicos como patológicos (colonización versus infección). La física, biomecánica y mecano receptores coadyuvaron a la compresión de los ambientes óptimos para la cicatrización (sistema de presión negativa para el control del exudado y balance de la humedad).
La evolución en las técnicas reconstructivas y la creación tanto sintética como autologa de tejidos blandos, óseos e incluso viscerales ha permitido curar de forma efectiva grandes defectos que hace 20 años se consideraban mortales e increíblemente en muchos casos con resultados estéticos aceptables.
Actualmente existen múltiples esfuerzos principalmente por la iniciativa privada para emprender en inteligencia artificial como herramienta de guía a la toma de decisiones sobre el tratamiento mediante la identificación temprana de los pacientes que presentan riesgo de no cicatrización.
Las invenciones anteriores incluyen el desarrollo del índice de curación de heridas para las úlceras del pie diabético por medio de lentes digitales que registran patrones sobre el lecho.
Estos sistemas de predicción y estratificación del riesgo han demostrado eficacia, sin embargo excluyen cierta la información vital de la imagen de la herida y los detalles visuales asociados que actualmente, aunque no para siempre serán solo son relevantes al ojo humano8.
Conclusiones
Sin duda alguna las heridas son algo que evoluciona junto con el hombre, en muchas ocasiones grandes avances y en pocas algunos retrocesos.
En la actualidad el manejo sistemático de las heridas, cultivos, humedad, exudado, por medio de presión negativa y sistemas de irrigación permite crear condiciones lo más fisiológicas posibles y consecuente una curación más pronta.
Esto representa para los sistemas de salud reducción de las complicaciones y consecuentemente los costos y para la sociedad una mayor población laboralmente activa sin mencionar la reducción de afecciones psicosomáticas del paciente.
Es cierto que existen desafíos en el camino; una sociedad tabú a las heridas y heridos, sistemas de salud incompetentes en la formación de personal capacitado para el manejo óptimo de heridas y el acceso limitado a la tecnología debido a implicaciones económicas.
A pesar de esto muchos médicos y profesionales de la salud seguimos en la lucha y el aprendizaje continuo de este campo tan gratificante, siempre con la esperanza de poder brindar un mejor futuro para nuestros pacientes.
Referencias
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