Autor: Jorge Cervantes Castro
In Memoriam
Al iniciar este texto tenía le idea de hacer un “In Memoriam”, pero leyendo varios de los que le han dedicado, pensé mejor contar la relación del Dr. Seymour I. Schwartz con la Cirugía Mexicana, cosa que no aparecerá en sus homenajes póstumos.
El distinguido autor del libro más leído en el mundo actual de la cirugía: “Principles of Surgery” Dr. Seymour I. Schwartz falleció a la edad de 92 años en San Luis, Missouri el día 28 de Agosto de 2020.
La primera edición de su libro, en 1969 fue publicada por McGraw – Hill y al celebrar su 50 aniversario en 2019 el libro ya tenía más de 12 ediciones, habiendo sido traducido a múltiples idiomas. Indudablemente que este texto fue de gran ayuda para la enseñanza de la cirugía en todos los niveles.
El Dr. Schwartz, un médico generoso
Tuve la fortuna de conocer al Dr. Schwartz en 1969 (hace 51 años!) cuando acudí a la Universidad de Johns Hopkins en BalTmore, Maryland, a presentar el examen oral para obtener la certificación del American Board of Surgery, me examinó un jurado de lujo: el Dr. David Sabiston Jefe de Cirugía, el Dr. Schwartz que era Profesor Visitante y el Dr. Robert Zeppa quien ocupaba en aquel tiempo un puesto importante en el cuerpo directivo del Board.
Esperábamos ansiosos una docena de nerviosos aspirantes a ser llamados frente al imponente jurado. (Tenían fama de ser muy estrictos) Inició las preguntas el Dr. Zeppa, me fue bien con el tema de hernias de la pared abdominal y patología de las suprarrenales.
Siguió el Dr. Sabiston, preguntó sobre hipertiroidismo y enfermedades del esófago, lo sentí inquieto por mi manejo del idioma, le expliqué que yo era Mexicano, mi idioma nativo era el español, que había pasado el ECFMG, estudiado en Georgetown University en la vecina ciudad de Washington, que recién había terminado la Residencia en Cirugía General y Cardiovascular, que estaba ya de regreso en la Ciudad de México, y que el Board me había convocado al examen oral en su Universidad.
No le impresionó mi respuesta y sentí que daría un voto negativo. Me examinó al último el Dr. Schwartz quien me trató muy bien, respondí sus preguntas, la mayoría de ellas sobre los cuidados metabólicos del paciente quirúrgico y cáncer de mama, fue generoso en su comentario y me felicitó por el examen.
El principio de una gran amistad
Terminado el acto recorrí el famoso Hospital mientras terminaban de examinar y dar el resultado. Cerca del auditorio vi un puesto de libros médicos donde anunciaban la aparición del libro “Principles of Surgery” del eminente Profesor de Cirugía de Rochester, el Dr. Seymour I. Schwartz.
Increíble coincidencia, inmediatamente compré uno y acudí al auditorio donde continuaban los exámenes, pacientemente esperé a que salieran y solicité al Dr. Schwartz que me lo dedicara. Ahí se inició una cálida amistad que duró muchos años. Tuve la fortuna de tener la primera edición de su libro 1969, que se convertiría después en prácticamente la biblia para los estudiantes de cirugía de todo el mundo.
Pasaron los años y en 1980, siendo yo Vice Presidente de la Asociación Mexicana de Cirugía General, comenté con el presidente, Dr. Oscar Diaz Giménez la idea de traer al primer Profesor extranjero al Congreso Anual, programado para septiembre en la ciudad de Guanajuato.
Oscar estuvo de acuerdo, invitamos al Dr. Schwartz quien acudió con su esposa, una respetable Ginecóloga y gozó mucho la visita, especialmente la ciudad colonial, la típica callejoneada recorriendo una noche por las intrincadas callejuelas, seguidos por la música y un burro muy elegantemente ataviado del que nos ofrecían copas de tequila y tacos. Fue una experiencia inolvidable para el matrimonio Schwartz.
La primera visita del Dr. Schwartz a México
Desde luego, la presencia del famoso profesor fue todo un éxito para ese Congreso Anual de la naciente Asociación Mexicana de Cirugía General. Sin embargo, hubo un momento difícil durante el evento, cuando un prominente cirujano presentaba un tema, no recuerdo el tópico, pero la presentación era muy deficiente, malas diapositivas, pobre articulación y datos confusos.
Cuando de pronto el Dr. Schwartz, que estaba sentado junto a mí en la primera fila, me preguntó si podía comentar algo, contesté afirmativamente y él, poniéndose en pie tomó el micrófono y cuestionó cortésmente al ponente, estableciendo así un sano precedente que no era común en esos tiempos, de cuestionar a los ponentes, independientemente de su categoría o su procedencia.
Yo había sido muy criticado unos años antes por cuestionar al Dr. Guillermo Alamilla sobre su técnica quirúrgica en una colecistectomía transmitida en vivo al auditorio durante la Asamblea Nacional de Cirujanos en el Hospital Juárez, que él dirigía y a la Dra. María Elena Anzures, Jefa de Cirugía del Hospital General SSA.
Esto durante su Conferencia Magistral sobre el estado actual de la cirugía para ulcera duodenal durante la Primera Reunión Nacional de la AMCG en Zihuatanejo. Me advirtieron, no se acostumbra cuestionar a los maestros, “las vacas sagradas de la época no se tocan”, me dijeron.
En lo personal, siempre agradecí cuando cuestionaban alguno de mis trabajos porque pensé que la discusión sería en beneficio de la cirugía y de la salud de nuestros pacientes.
Yo estaba feliz por haber traído al Dr. Schwartz a nuestro país, del que se enamoró y siempre me comentaba su experiencia en Guanajuato durante los Congresos del American College of Surgeons. En 1997 cuando él presidió dicha organización, fuimos invitados mi esposa y yo a su mesa en uno de los festejos con ese motivo.
Apasionado de la historia mexicana
Años más tarde, lo tuvimos de Profesor Visitante un par de ocasiones en el Hospital ABC. Lo hospedamos en nuestra casa, había enviudado y venía acompañado de su nueva pareja, una guapa intelectual. Le fascinaba la historia de México y en especial de Hernán Cortés.
Decía que la hazaña de la Conquista de México, era una de los más grandes eventos en la historia de la humanidad. El haber unido dos grandes Imperios: el de Carlos V, “donde en sus territorios nunca se ponía el sol” y el de los Aztecas con Moctezuma, que era en esos tiempos el Imperio más grande de este continente.
Lo llevé al centro ceremonial del Templo Mayor, junto a la Catedral Metropolitana y al Hospital de Jesús, el más antiguo de América, fundado por Cortés en 1524, donde está la tumba del conquistador.
Acudió invitado por el Presidente de la AMCG, Alfonso Pérez Morales al XXX Congreso Internacional de Cirugía en Veracruz, durante Octubre del 2008. Lo acompañé, junto con un grupo de nuestros Residentes a visitar Antigua, el lugar donde Cortés atracó sus naves y fundó el Primer Ayuntamiento de América.
Después fuimos a escalar las pirámides de Zempoala (¡El Doctor tenía 80 años!), la primera evidencia de la cultura Azteca que conoció. Le fascinaban los mapas antiguos, especialmente el de la Ciudad de México de 1522, atribuido a Hernán Cortés. Publicó muchos libros, numerosos capítulos en libros, e incontables trabajos científicos.
En una de sus visitas al ABC lo llevamos a la zona arqueológica de Teotihuacán y al regreso lo invitamos Lucero y yo a comer en el Restaurante Hacienda de Los Morales. Le explicamos que era un lugar famoso por su historia y por su alta cocina mexicana y francesa. Después que el Chef le había presumido de su amplio repertorio, el querido Profesor dijo, “one Hamburger please”. Mi esposa y yo no pudimos soltar la carcajada por respeto al invitado, quien prefirió una hamburguesa en lugar de la gran oferta culinaria del lugar.
Fue sin duda un gran maestro, distinguido en todo el mundo de la cirugía contemporánea por medio de múltiples homenajes, nombrado Doctor Honoris Causa en varias universidades, grandes reconocimientos a nivel nacional e internacional.
Su partida ha dejado un hueco enorme en la cirugía actual y los Cirujanos Mexicanos estamos de luto porque perdimos a un gran amigo.
Jorge Cervantes Castro, Acapulco 2020
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